Un estudio detallado
¿Pueden influir a distancia los pensamientos de una persona en el estado o la salud de otra? La doctora Elisabeth Targ, del departamento de psiquiatría de la Universidad de California, en San Francisco, ofrece varios indicios acerca de la efectividad de la curación remota. 40 científicos de diferentes instalaciones de los EE.UU., entre ellos la doctora Targ, se reunieron en diciembre de 1998 en Harvard con motivo de un simposio cerrado sobre la curación remota, o como lo ha incluido el Instituto Nacional de Salud en su glosario científico: "Influencia mental en sistemas biológicos". Este evento de tres días fue organizado conjuntamente por el Instituto de Ciencias Noéticas y la Escuela Universitaria de Medicina de Harvard.
La doctora Targ, una de las directoras de ensayo de dos estudios ciegos dobles (ni el paciente ni el investigador sabían quiénes eran tratados por curación remota) realizados a lo largo cinco años y presentados en Harvard con un total de 60 pacientes enfermos de SIDA en estado avanzado, publicó su sorprendente resultado: la tasa de mortalidad del grupo que no recibió tratamiento remoto fue del 40%, mientras que en el grupo que sí lo recibió no hubo ningún caso de muerte (ambos estudios fueron publicados en la edición del mes de diciembre del Western Journal of Medicine). Durante los seis meses que duró la fase de observación siguiente la tendencia positiva se mantuvo estable. El estado de los pacientes tratados mejoró antes y después del ensayo no sólo en el aspecto físico sino también en el psíquico.
Los terapeutas fueron seleccionados siguiendo unos criterios muy
severos; las condiciones para participar en las pruebas eran una buena
reputación y experiencia con pacientes de SIDA. Algunos de los
terapeutas son médicos o psicólogos que aplican en sus consultas su
evidente capacidad de curación y otros ya habían trabajado con médicos.
Las técnicas de control remoto empleadas durante el ensayo presentaron
un especto de curación muy amplio: estaban representadas las diferentes
tradiciones de curación espiritual, desde el ensalmador (un predicador
baptista) hasta un maestro Qui-Gong, pasando por el chamán.
Aunque los resultados son muy espectaculares, la doctora Targ advierte
de un entusiasmo demasiado precipitado: "Los estudios individuales no
demuestran obligatoriamente un efecto. Los dos estudios presentados
representan únicamente el trabajo más reciente de un proceso de unos 40
años de desarrollo, refinamiento y repetición cuyo objetivo es la
evaluación de los ensayos de curación remota. Ambos estudios confirman
estos efectos exactamente igual que el gran número de estudios
publicados. Sin embargo, este trabajo saca a la luz un gran número de
cuestiones que serán objeto de otros estudios: ¿Cuáles son las técnicas
o métodos de curación más eficaces? ¿Existen determinadas personas que
son capaces de desarrollar más poderes curativos que otros? ¿Es la
curación remota más efectiva con algunas enfermedades? ¿Cuál es el
papel del paciente durante el proceso de curación? ¿Tiene la curación
un efecto aditivo, es decir, vale la pena organizar grupos de rezo y
otros grupos de curación remota? ¿Existen vías biológicas